El Lotus Elan M100, lanzado en 1989, se apartó de la tradición de Lotus, un automóvil único que en última instancia marcó el principio y el final de la incursión de la compañía en la tracción delantera. Presentaba opciones de diseño innovadoras (un tablero de una sola pieza hecho de espuma y plástico a medida, un capó de plegado rápido con un compartimiento de almacenamiento exclusivo y ventanas eléctricas duraderas) que, sorprendentemente, no eran características de Lotus en ese momento. Más importante aún, albergaba un motor japonés y utilizaba un sistema de tracción delantera, distanciándose drásticamente del legado de su legendario predecesor.
Repensar Lotus: la decisión sobre la tracción delantera
El paso a la tracción delantera fue un cambio significativo para Lotus y, como resultó, fugaz. El razonamiento de los ingenieros se basó en un principio simple: para una combinación dada de peso del vehículo, potencia del motor y tamaño de neumáticos, la tracción delantera ofrecía un rendimiento superior. Destacaron las ventajas de una tracción y capacidad de control mejoradas, al tiempo que reconocieron y buscaron activamente soluciones a posibles desventajas como la dirección de torsión, la dirección de impacto y el retroceso de la dirección.
Esta experiencia no era nueva; Lotus Engineering, la rama de consultoría de la empresa, ya participaba activamente en el diseño de sistemas de tracción delantera para otros fabricantes, aportando una valiosa experiencia en el mundo real.
Consideraciones prácticas y cambios de propiedad
Más allá del rendimiento, la decisión estuvo impulsada por realidades prácticas e industriales. Lotus, en ese momento, necesitaba obtener su motor y caja de cambios externamente. A finales de la década de 1980, la tracción delantera se estaba convirtiendo en el diseño dominante en la industria automotriz, lo que la convertía en la opción más asequible y rentable.
Inicialmente, Lotus planeó utilizar un motor de doble árbol de levas de alto rendimiento de Toyota, una elección adecuada dada la reputación de Toyota por su excelencia en ingeniería. Sin embargo, la adquisición de Lotus por parte de General Motors detuvo abruptamente este plan. Lotus ahora estaba en deuda con su nuevo propietario por los componentes. Afortunadamente, los ingenieros de Lotus descubrieron el motor turbo de doble árbol de 1.6 litros que estaba desarrollando Isuzu (que, en ese momento, producía tanto automóviles como camionetas). Este motor, completo con una transmisión de cinco velocidades, se convirtió en el corazón del M100.
La inversión de GM de £35 millones fue fundamental, ya que le dio a Hethel un poder adquisitivo significativamente mayor. Esto permitió la creación de un interior de alta calidad y un extenso programa de pruebas de prototipos, realizado en particular por los propios ingenieros de Lotus, en lugar de por compradores potenciales.
Ingeniería brillante: el chasis
Tras comprometerse con la tracción delantera, Lotus se centró en hacer que el chasis del M100 fuera excepcional. En la parte trasera, el automóvil presentaba brazos transversales dobles con resortes helicoidales muy espaciados, una configuración similar utilizada en la parte delantera. Sin embargo, una modificación clave fue el uso de “balsas”, subestructuras a las que se atornillaban las horquillas.
Este ingenioso diseño permitió un control preciso de los bujes y la geometría, eliminando eficazmente la dirección de torsión y la dirección de impacto (dos problemas comunes en los vehículos con tracción delantera) y brindando el tipo de marcha suave y cumplimiento de los pequeños baches por los que los Lotus eran famosos.
El Lotus Elan M100 es un caso de estudio fascinante: un intento audaz de modernizar una marca clásica, obstaculizada por factores externos y, en última instancia, de corta duración. A pesar de su brevedad, mostró el compromiso duradero de Lotus con la innovación en ingeniería y su capacidad para crear una experiencia de conducción única y gratificante, incluso dentro de un diseño aparentemente poco convencional.
La historia del Elan M100 es un testimonio de la búsqueda constante de Lotus por mejorar el rendimiento, incluso si eso significara desafiar las normas establecidas por la propia empresa.





































